Ser consciente

Buda dijo que has de aprender a abrazar el dolor. De ahí que la práctica de ser consciente sea tan importante. Generas una intensa fuente de energía para poder reconocer y abrazar estas fuerzas negativas y cuidar de ellas. Y ya que el Buda está en ti como la energía de ser consciente, invitas al Buda a surgir y a ayudarte a abrazar los nudos interiores. Si éstos no quieren aflorar, los convences para hacerlo. Después de ser abrazados durante un tiempo, volverán al sótano y se convertirán en simientes de nuevo.
Por ejemplo, el Buda dijo que todos tenemos la semilla del miedo, pero la mayoría lo reprimimos y lo encerramos en la oscuridad. Para ayudamos a identificar, abrazar y observar profundamente las semillas del miedo, nos ofreció la práctica de los Cinco Recordatorios:

1. Mi naturaleza es la de envejecer. No puedo huir de la vejez.
2. Mi naturaleza es la de enfermar. No puedo huir de la enfermedad.
3. Mi naturaleza es la de morir. No puedo huir de la muerte.
4. La naturaleza de todas las cosas y personas es la del cambio. No hay manera de evitar separarme de ellas. Nada puedo conservar. Vine al mundo con las manos vacías y lo abandonaré del mismo modo.
5. Mis acciones son las únicas y verdaderas pertenencias que tengo. No puedo huir de las consecuencias de mis acciones. Ellas son el suelo en el que me apoyo.

Cada día hemos de practicar de esta forma, dedicando algunos minutos a contemplar cada ejercicio mientras seguimos nuestra respiración. Practicamos los Cinco Recordatorios para que la semilla del miedo circule. Hemos de invitarla a aparecer para reconocerla y abrazarla. Y cuando se sumerja de nuevo, se habrá vuelto más pequeña.

Si invitamos a la semilla del miedo a aflorar de esta manera, estaremos mejor equipados para cuidar de nuestra ira. El miedo aviva la ira. Cuando el miedo está presente, no estás en paz, así que se convierte en el terreno en el que la ira puede crecer. El miedo se basa en la ignorancia, y esta falta de conocimiento constituye también una de las principales causas de la ira.

Fuente: La ira. El dominio del fuego interior - Thich Nhat Hanh

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