Charla del Dharma sobre la Mente Única.
Si quieres liberarte de los sufrimientos del saṃsāra, debes aprender el camino directo para convertirte en un Buda. Este camino no es otro que el darte cuenta de tu propia Mente. Ahora bien, ¿qué es esta Mente? Es la verdadera naturaleza de todos los seres sensibles, la cual existía antes de que nuestros padres naciesen y, por lo tanto, antes de nuestro propio nacimiento, y que existe en este momento, inmutable y eterna. Por eso se le llama el Rostro de uno mismo antes de que sus padres naciesen. Esta Mente es intrínsecamente pura. Cuando nacemos no se crea de nuevo, y cuando morimos no perece. No hace distinción entre hombre y mujer, ni tiene ninguna coloración de bueno o malo. No puede compararse con nada, por eso se le llama naturaleza de Buda. Sin embargo, innumerables pensamientos fluyen de esta naturaleza propia como las olas surgen en el océano o como las imágenes se reflejan en un espejo.
Para darte cuenta de tu propia Mente, antes de nada debes mirar dentro de la fuente de la que fluyen los pensamientos. Al dormir y al trabajar, estando de pie o sentado, pregúntate en profundidad: «¿Qué es mi propia Mente?» con una intensa aspiración de resolver esta cuestión. Esto se llama «entrenamiento» o «práctica» o «deseo de verdad» o «sed de darse cuenta». Lo que se llama zazen no es más que escudriñar la propia Mente. Es mejor buscar tu propia Mente devotamente que leer y recitar innumerables sutras y dhāraṇīs cada día durante innumerables años. Tales tareas, que no son sino formalidades, generan algún mérito, pero este mérito caduca, y de nuevo debes experimentar el sufrimiento de los Tres Caminos de Maldad. Debido a que la búsqueda de la propia mente conduce en última instancia a la iluminación, esta práctica es un prerrequisito para convertirse en un Buda. No importa si ya has cometido, tanto las diez acciones malvadas como los cinco pecados mortales, si regresas a tu mente y te iluminas, eres un Buda instantáneamente.
[de 拔隊得勝 Bassui Tokushō (1327–1387)]