Dia del yoga

"Muchas personas que practican yoga y meditación no saben cómo integrar la práctica en su vida cotidiana. Todo el fundamento, la clave y el objetivo de estas prácticas es integrarlas en la acción diaria. La gente suele decir: “llevo doce años practicando y en realidad no he cambiado. Sigo siendo el mismo. ¿Por qué?” Porque hay un abismo entre su práctica y su vida cotidiana. Es como si existieran en dos mundos distintos que no influyen lo más mínimo entre sí. ¿Cómo conseguir esa integración y trasladar la serenidad y el desapego que procuran las técnicas del yoga a la actividad cotidiana? El primer consejo es no finalizar la práctica bruscamente. Hay que dejar un pequeño periodo para que la paz generada se infiltre en la vida cotidiana. No hay que levantarse de un salto y salir corriendo para lanzarse a la frenética actividad diaria. Debemos permitir que la sabiduría, la penetración, la compasión, el humor, la fluidez, la amplitud y el desapego que se desarrollan durante la práctica impregnen la realidad del día a día. El yoga y la meditación despiertan una nueva conciencia y visión de las cosas. En cierto sentido, todo es irreal e ilusorio; pero de todos modos, hay que seguir haciendo las cosas con humor. Si caminamos, debemos hacerlo alegremente, sin solemnidad ni timideces innecesarias. Si nos sentamos, lo haremos con aplomo y decisión. Durante las comidas, debemos dejar las negatividades a un lado. Incluso en el retrete hay que ser conscientes de que estamos limpiando y eliminando todos nuestros bloqueos e impurezas. Lo que de verdad importa no es simplemente practicar una sesión de yoga y sentarse luego a meditar durante media hora más; lo que es mucho más importante es el ánimo en que nos encontramos cuando termina nuestra práctica. Si es un estado mental sereno y concentrado, debemos proyectarlo hacia todo lo que hagamos." -

 José A. Offroy Arranz

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