Disolución del yo
Practique está técnica de disolución del yo, está meditación reflexiva que aplicada asiduamente le producirá grandes resultados, sus condicionamientos decidirán si la toma o no. Esto consta de una fase de reflexión con la que generamos una sensación que luego será nuestro objeto de fijación sobre el cual crearemos concentración.
Luego de su meditación habitual dedique quince minutos a esta pequeña meditación reflexiva: ¿Dónde está mi yo? Entendiendo por yo a aquella unidad indivisible con existencia independiente que cree ser usted. Al haber concluido su meditación regular comience:
¿Dónde está mi yo?
La primera reacción mecánica del yo es catapultar su nombre, pero reflexione: “Mi nombre no es sino la vocalización de ciertos sonidos, verbalizados en una palabra con la que me identifico, sin embargo, es claro que la articulación de ese sonido o de esa palabra no soy yo.”
¿Dónde está mi yo?
Probablemente ahora brindará sus títulos o profesión, pero reflexione: “ Los diplomas otorgados por instituciones u oficio al que me dedico no son yo, son conocimiento teórico y práctica de alguna actividad con la que gano dinero, no soy yo.”
¿Dónde está mi yo?
Probablemente ahora su mente brindara la ciudad donde habita, más reflexione:
“Ese es un lugar donde desarrollo mi actividad y desenvuelvo mis acciones, ese lugar donde m encuentro no soy yo. “
¿Dónde está mi yo?
Probablemente el intelecto argumente que yo soy mi cuerpo, sin embargo reflexione: “Lo que designo mi cuerpo no es sino es un aglomerado de múltiples órganos que funcionan en conjunto como mi sangre, músculos, nervios, huesos, extremidades, pulmones, bazo y demás órganos.”
Y reflexione: “Mi temporal manifestación física está constituida por 5 elementos, el oxígeno del aire que le permite a mi cuerpo respirar, el agua e hidratación de la que más del 60% de mi organismo está hecha, la luz, el calor del sol y temperatura perfecta que permite biológicamente funcionar, la tierra me brinda desde su actividad gravitacional, presión, y me provee de los alimentos que mi cuerpo descompondrá para extraer la química necesaria que le permiten mantener su manifestación. Si mi cuerpo está constituido de tantos factores interactuando juntos que no son yo, entonces es obvio que no soy el cuerpo. ¿Dónde está mi yo?”
¿Dónde está mi yo?
Entonces podrá suponer que usted es su mente o la actividad de esta, pero entonces reflexione:
“Mi mente no es una entidad indivisible independiente sino es producto de la interacción de las partes de mi cerebro que es parte de mi cuerpo, bulbo raquídeo, cerebelo, mesencéfalo, corteza cerebral, lóbulos cerebrales etc. cuyo funcionamiento en conjunto hacen posible sus funciones como mis emociones por medio de la segregación electroquímica de los neurotransmisores como dopamina, serotonina, oxitocina, noradrenalina, GABA etc. entonces yo no soy mis emociones, y las demás funciones de mi mente como pensamientos imaginación y recuerdos, mecanismo de constelación de condicionantes de experiencias pasadas son también producto de sinapsis neuronal, e interacciones electroquímicas y ellas no son yo. ¿Dónde está mi yo?”
Entonces reflexione:
“Gracias a los 5 elementos que permiten la manifestación de mi cuerpo, y que también permiten la manifestación física de mi cerebro este puede proyectar una mente por medio de la sinapsis neuronal que logran la proyección de imágenes, imaginación, memorias, mecanicismo de constelación de condicionamientos, intelecto y su mecanicidad. ¿Dónde está mi yo? No existe un yo”
Si su reflexión ha sido intensa, en este momento su ego sufrirá pavor al sentirse en peligro de diluirse, y muy probablemente proyecte alguna resistencia como mecanismo de defensa y en su aferramiento a existencia propia entonces argumente “seguramente debo ser el alma”…o algún otro argumento defensivo al que necesite aferrase, más láncese al vacío y deje de que su yo se diluya dándose cuenta de su propia inexistencia y como siempre ha sido ilusorio producto de ignorancia, tome esta sensación como objeto de fijación y concéntrese en ella, uniéndose con esta experiencia tanto como pueda.
Ahora reflexione:
“Sin embargo, está muy claro que el yo no es más que un mero concepto mental que al igual que una nube que en apariencia tiene una existencia sólida, más es ilusoria, o el cielo pareciera ser azul, así yo tengo una apariencia ilusoria, lo que aparentemente concibo como una persona no es sino un conjunto de actividad fenoménica interactuando temporalmente, y una pequeña y breve expresión del universo que no es sino movimiento. Si no hay yo tampoco hay otros, ya que los demás también son un cumulo de actividad fenoménica y no estamos separados.
De modo que yo soy el oxígeno del aire y el aire está en mí, yo estoy en el agua y el agua está en mí, yo estoy en los alimentos y los alimentos están en mí, yo estoy en los demás y los demás están en mí, toda la existencia esta en mí y yo soy la existencia misma, en movimiento.
¿Dónde está el yo conflictivo que impone sus deseos a la vida y a los demás? ¿Dónde está el yo que juzga experiencias como agradables o desagradables? ¿Dónde está el yo que vive en conflicto con la vida? ¿Quién está en conflicto con qué? ¿Quién es ofendido por alguien? ¿Quién le ofende? Todo aquello no es sino ignorancia de la que ahora me libero, me libero del sufrimiento que esta ignorancia me provocaba, yo soy la existencia misma y la existencia se expresa a través de mí, todo no es sino un océano de dicha, y todo no es sino perfección en el océano de la existencia.”