La presencia
Es menester dejar que la presencia
se ocupe de sí misma. No te metas
a darle indicaciones. No perturbes
su designio de faz definitiva.
Muy simple: sólo existe la presencia.
¿Tienes algo que hacer? Que lo haga ella.
Porque no importa lo que opines: ella
lo está haciendo, te guste o no te guste.
Si has llegado hasta aquí, verás entonces
que tus deseos sólo son inventos
y un invento eres tú de la presencia.
¿Tienes algo que hacer? Que lo haga ella.
Si eres presencia, en su red no caes.
Cuando no estás, tú eres la presencia.
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Kung Tien