El camino medio

El Camino Medio es la danza serena entre el Yin y el Yang, una armonía que trasciende la dualidad. Como el equilibrio entre el sol y la luna, nos recuerda que cada extremo contiene un rastro del otro. La indulgencia excesiva lleva consigo el germen de la insatisfacción, mientras que la autonegación extrema guarda un atisbo de anhelo. El Camino Medio, como el puente de bambú sobre aguas tranquilas, nos invita a cruzar con paso ligero y mente serena.

El Camino Medio es un sendero sinuosamente sencillo, pero su simplicidad no es trivialidad. Requiere la mirada atenta del zorro y la paciencia del río. Las raíces del sufrimiento, tejidas por el deseo insaciable, son como ramas que se entrelazan en la mente. Al seguir el Camino Medio, aprendemos a cortarlas con la espada del entendimiento y a dejar que caigan como hojas secas, nutriendo el suelo de la aceptación y el amor propio.

La auténtica práctica del Camino Medio es el arte de desapegarse de los extremos y abrazar la impermanencia. Como una hoja que cae en el otoño, permitimos que las expectativas se desprendan de nuestra rama interior y fluyan con la corriente de la realidad. En la quietud del ahora, encontramos la morada donde el sufrimiento se disuelve, como una gota de rocío que se funde con el océano.

El Camino Medio es una melodía silenciosa que resuena en el corazón del universo. Es la manera en que nos sintonizamos con la danza eterna del cambio y encontramos el éxtasis en la simplicidad. En cada paso, en cada respiración, el Camino Medio nos recuerda que somos el reflejo y la realidad, el buscador y lo buscado, unificados en la serenidad de la experiencia directa.

"En el zen, la vida baila entre extremos, encontrando equilibrio en la quietud de cada paso." - Maestro zen Wú Dǎo

Entradas populares